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jueves, 8 de agosto de 2013

El Viejo Tercio de Cartagena en toda su dimensión.

Este vídeo ha sido elaborado por el departamento audiovisual del INCIS

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Una Fiesta Más

Recuperar una fiesta

Carnaval, Semana Santa y Cartagineses y Romanos pueden parecemos un calendario de grandes fiestas excesivas para una ciudad como Cartagena, entendiendo el término "fiesta" como celebración o conmemoración pública que en el tiempo y en el espacio acompañan el devenir de los pueblos y de las gentes que habitan en él, remontándose a las más antiguas tradiciones o generándose casi espontaneas por la voluntad de aquellos que las originan.

Hasta no hace muchos años en nuestra ciudad la fiesta como tal era la Feria de Cartagena.

Fiestas muy populares con tardes de toros, batallas de flores, coso multicolor, fiesta en el muelle con un recinto ferial constituido por unos pabellones que eran auténticas referencias arquitectónicas del modernismo, procesiones marítimas y el acto estrella de las fiestas: La Velada Marítima.

Se tiene constancia de que ya se celebraba esta feria en el siglo XVI gozando de una gran fama en todo el Reino, acudían a ella numerosos comerciantes con sus mercaderías y ganados, pero esta Feria, no se celebraba en la ciudad, sino en los alrededores del Monasterio de San Ginés de la Jara.

Así estuvo celebrándose hasta mediados del siglo XVIII en que la Feria se instaló definitivamente en el interior de la ciudad, en la Plaza de la Merced, para posteriormente en 1835 pasar a la Plaza de San Francisco y definitivamente en 1886 en que se trasladó al muelle de Alfonso XII hasta 1915.

Recobrada en 1947 como fiesta principal, esta feria y sobre todo su Velada Marítima con sus embarcaciones iluminadas alcanzaron un gran esplendor hasta que un hecho trágico y luctuoso ocurrido el 25 de julio de 1972 las hizo desaparecer sin encontrar hasta hoy el modo de recuperarse.

Sumar es avanzar en el desarrollo y en la creación de riqueza y bienestar para nosotros y nuestros descendientes. Porque no recuperar la esencia del pasado, en algo que nos fue propio a principios del siglo XX, en una Cartagena que vivía uno de sus mejores momentos. Es algo a lo que no deberíamos renunciar, poder cubrir ese espacio de tiempo estival que parece retornar a nuestra ciudad en estos últimos años, en que los meses de julio y agosto han dejado de ser tiempo de diáspora y cada vez más y con intensidad se ocupan con eventos multitudinarios como la "Mar de Músicas", y como complemento, unido a esto último. Rescatar de nuevo nuestra tradicional "Feria".

Ofrecer más posibilidades es crecer en nuestra acogida, la incesante arriada de cruceros a nuestro puerto con miles de turistas ya no se detiene ni en verano.

Tenemos la oportunidad de completar el círculo estacional festivo-cultural como ya lo tienen otras grandes ciudades de nuestro país.

Cumpliendo un doble objetivo; por un lado la recuperación de algo tan nuestro como es la Feria que entronca no solo con el llamado casco de antiguo de la ciudad sino que mantiene los lazos con todas las innumerables fiestas que por esos días jalonan cada una de las pedanías y diputaciones de nuestro amplio termino municipal, con nuestro pasado más cercano y con la tradición propia de nuestra Comunidad Autónoma y del resto de España. Y por otro lado abrirnos al exterior haciendo participe a los miles de posibles visitantes como reclamo para que su estancia en nuestra ciudad se complemente con la oferta cultural ya existente y consolidada.

No se trata de debilitar a lo ya existente, todo puede ser compatible, se trata de medir los tiempos, cada celebración tiene su estacionalidad perfectamente definida y al mismo tiempo su clasificación; invierno fiesta pagana el Carnaval; primavera fiesta religiosa la Semana Santa; verano fiesta estival popular La Feria y otoño fiesta histórica Cartagineses y Romanos.

Cada una en su componente y con su propia realidad pero todas dentro de la llamada cultura popular; cuatro realidades de difícil separación e incluso comprensión excluidas una de las otras pues todas emanan de una misma base, el pueblo y su necesidad antropológica de vivencia social y ritual del caos de contraposición del espacio-tiempo lúdicos al espacio-tiempo del trabajo.

Consolidado el Carnaval y la Semana Santa y desarrollado en un proceso de crecimiento irrenunciable las fiestas de Cartagineses y Romanos, al que debemos apoyar como nunca todos los cartageneros, nos quedaría rescatar de nuestro álbum tradicional unas fiestas que lo fueron todo y que completarían las señas de nuestra propia identidad al mismo tiempo que nos unirían más al espacio común que compartimos actualmente con otras localidades de nuestro entorno.

Recuperemos esta fiesta como algo nuestro que nunca debimos perder, aunque ya no tenga mucho sentido en nuestros días el esperar para comer bien, comprar ciertas cosas, compartir tu tiempo con los demás y divertirse. Hoy en día, todo eso se ha convenido prácticamente en algo cotidiano, programado para los fines de semana y los días de asueto que jalonan todo el año. De las motivaciones antiguas quizá sólo persiste la necesidad de pertenencia comunitaria acentuada por la insolidaridad de las grandes ciudades que empujan a una búsqueda de la identidad pérdida recuperando tradiciones y nuestra Feria, sigue esperando su rescate del fondo de nuestra memoria colectiva.

No la hagamos esperar más.

Luis Miguel Pérez Adán – Historiador – INCIS (Instituto Cartagenero de Investigaciones Históricas).