miércoles, 1 de octubre de 2008

Alcalde de Cartagena Miguel Céspedes Pérez (1900-1971)





I.- MIGUEL CÉSPEDES PEREZ (1900-1971)

Periodo de Alcalde : 23/01/1932 a 28/04/1932 y 19/08/1933 a 15/09/1933

Dentro de esta sección sobre los Alcaldes Republicanos de Cartagena, iniciamos en este número de “Cartagena Histórica”, el estudio de uno de estos 14 alcaldes y lo hacemos con Miguel Céspedes Pérez, que lo fue en dos ocasiones en 1932 por espacio de tres meses y en 1933 en el que ocupo el cargo de Alcalde durante un mes, como ya hemos dicho en la introducción, la efímera duración en la alcaldía fue una constante en todo ellos.
No sé cuál será el resultado o las conclusiones a las que podremos llegar al final de esta investigación sobre este alcalde al que intentamos entronizar, quizás su vida se reduzca a la simple supervivencia en un tiempo difícil y en donde precisamente el sobrevivir a una época de conflicto era lo más delicado independientemente de la actuación que uno desarrollara.
Muchas interpretaciones distintas, analizadas desde diversos puntos de vista nos llevaran a conclusiones totalmente dispares y contradictorias, desde el “rojo peligroso” al “fascista infiltrado” tendrán cabida sin duda en este análisis, los matices serán superiores al blanco o negro y el posicionamiento que hoy podamos hacer de los momentos vividos anteriormente solo circunscriben al protagonista dentro del conocimiento que nosotros podamos tener y en ningún caso son garantía de la autentica realidad.
Una vez dicho esto, las circunstancias que encontramos en la vida de Miguel Céspedes Pérez concejal y alcalde de Cartagena en un periodo convulso, trágico, y de consecuencias todavía presentes en nuestra sociedad, no tienen parecido a ningún otro alcalde de sus mismas características y esto es lo que le hace ser realmente algo excepcional en el estudio de este periodo de nuestra historia más reciente.
Por encima de todo, lo que se pueda decir referente a este protagonista, es que atesoraba una trayectoria como para ser condenado después de la guerra por el bando vencedor a una segura condena a muerte, increíblemente será inculpado y puesto en libertad y no por la caridad y piedad de los vencedores, sino por una serie de argumentos que actuaron como salvoconductos y atenuantes, asegurándole una libertad que difícilmente es comprensible para el que a simple vista compruebe quien y que representatividad tuvo Miguel Céspedes en los años anteriores y durante la Guerra Civil, solo entendemos esta actuación desde la capacidad natural de la supervivencia o el de una inteligencia asombrosa.

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